El tiempo del mundo
las horas inmensas
y otro por ordenar
cuando la vida siquiera parece lo que es.
¿Por dónde empezar a limpiar?
¿El cuarto, el archivo de música,
el de sueños, el cuerpo o el corazón?
Un desorden de átomos, de ideas,
de absurdos.
Con él siempre
he tenido esa sensación
de habitar espacios desconocidos,
que nos trague el espacio y
desaparezcamos de acá.
Porque siempre he sentido la urgencia
y la prisa de no estar...
de salir y encontrar
una mano más cálida.
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