Ninguna emoción es igual
si el tiempo pasó por acá, no regresó.
Por eso
tengo el gusto de pensarte
y suspirar en cada esquina que doblo.
Me río a solas del mito del pan con chocolate
y saboreo los antojos más simples,
como la foto del rótulo con tu nombre.
Soy dichosa pues faltan meses de invierno
y me ilusiona esa caminata bajo la lluvia.
No escuchamos los relojes, ¡no existen!
no hay alarmas ni cronómetros,
que censuren nuestros besos.
Te abrazo siempre fuerte
como a ese árbol hermoso que nos gusta.
Otra vez vamos a llorar de la risa, ¡lo sé!
y yo estoy dispuesta a fumigarme la cabeza,
para guardar nuestra fortuna y la magia.
Si tropiezo estando a tu lado, ¡no importa!
Voy a correr con el pecho contento
y robar una casa para nuestros labios.
Una noche de karaoke...
saltar en una cama elástica...
iluminar el silencio
café con leche y tu sonrisa...
un domingo por la mañana.