Blu

Aquella tarde, emanaba un tono azul fluorescente. Era esa hora en que las aves quieren seguir cantando y se despiden con una danza en coro. De la ventana van saliendo una a una las visitas de los rayos de sol del día. Mientras afuera la noche espera detrás de la puerta, vestida de azul marino.

La hora perpendicular para los últimos pendientes. La hora limbo. La hora mágica donde el día se zambulle en el mar y se pierde en el aqua hasta ser testigo de la primera estrella.

Todo es silencio y los grillos empiezan la orquesta de a poco con el frío de la noche.

Yo me apresuro y hago la poda en mi jardín. Dos pequeñas moribundas lo piden a gritos.

Pienso también en podarme más el cabello, la cabeza, el corazón.

Desnudez. Es lo que mejor describe este momento.

Semilla

Te dejo
porque en este patio 
no hay tierra fértil para nuestro jardín
Yo no soy la diosa que alabás por las noches,
contando los milagros que he hecho en tu vida.
Soy la creadora fantástica de pesadillas y cuentos de terror,
que no cree en nadie, que finge ser normal y perfecta
pero que la locura la ahoga
un poco más cada día.
Te dejo
con las mil noches de luna y estrellas
que una vez desnudos
abrazamos con los ojos cerrados.
Te dejo
con esta fiebre que aún nos calienta el corazón
para que seas valiente
y saltés a la barca de tus sueños.
De regalo te dejo
la colección de sonrisas que tanto te gusta
el itinerario y el playlist de viaje para domingo.
Déjame aquí, mi amor
labrando mi tierra, quitando la hierba
sembrando semillas, regando esperanza,
para que a tu regreso encuentres
una pradera de colores. 

Presentir el olor de otra mujer
Condederle espacio a ese fenómeno exquisito que le llaman hombre
Sentirlo sobre vos, debajo de vos, dentro de vos
Acariciarle la infidelidad debajo de las sábanas
Hacerlo tuyo ese efímero momento
Enloquecerlo con el color de tu piel, el tacto, el olor desatado de tu sexo
Amarrarlo con tus piernas como agujas que van en cuenta regresiva
Endulzarle el sudor con tus labios
Extasiarlo con tus gemidos
Adorarlo y vencerlo finalmente con tu luz
Con tu control puesto en el alma
Atarlo a tu piel
Complicarle la existencia con tu ritmo
Con tu candor.

Noviembre 29, 2003.

Romeo

Me gustas por valiente
intenso y constante.
Porque sos como un velero 

navegando sin miedo en altamar,
con las velas abiertas al viento
igual que tus brazos.
Sazonando mis días 

con besos de sal y pimienta
y amaneceres azucarados.
Nunca coincidir fue tan simple
ni la carcajada tan fuerte
y el anhelo de la noche
cada hora
para suavizar el cansancio del día.

Sea

Viajo a través de las nubes,
con los ojos estrellados
de las almas viajeras...
con el viento que les enciende el corazón
y las plumas que van dejando tiradas
como agujas de reloj.
Sus latidos son mis amuletos
hasta la próxima luna llena.

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