Es mentira decir que todo estará bien. Hay un pasillo de ilusiones asesinas seduciéndote, besándote las manos.
Sí lo creo, es posible que esta noche se acabe el mundo de tanto matar el amor. Y sí, es cierto más allá de mis ojos vive un cielo permanente y cambiante.
Yo siento que olvidé algo
que dejé algo
que dejaste algo
siento el montón de ausencia y de "algos"
-si pudiera concebirme distinta ahora-
pero para mí es censurable ser insensible.
. . .
"Perdí el sentido, me traje otro equipaje, se me fue el avión, el tren nunca paró ni siquiera lo vi pasar y el río me trajo acá de vuelta, bien revuelta, empapada de espanto, con olor a piedras.
Era azul, no transparente -vos decías que lo plano es verde, que lo rojo engrANDece- Esta vez no tiene porque tener sentido, si nunca lo ha tenido ¿porqué hoy debería ser distinto?".
Yo puse el blindaje en este corazón. Me concibieron valiente, casi siempre lo soy, pero hoy no me late sostenerme de la NADA, porque cuando "no pasa NADA" nada está bien, pasa TODO y TODO es NADA. No quiero conversar con extraños, no por miedo o desconfianza, sino por el frío de una plática con una voz desconocida.
Yo te veo mientras muero - ¡No vale matar y morir con un café salado y en silencio! - ese hubiese sido igual mi último deseo: besarte los labios saturados de rabia, vaciarlos un poco y prenderlos de esperanza.
Hoy menos me gustan los lunes. Creo que también existen esas maldiciones gitanas de palabras.
"También estoy cansada mi amor..."
Yo te veo ahora y navego en tus pupilas deseando ser tu orilla, tu cielo y tu clima.
Pero me llena de angustia y ¡me lleva la chingada!
verte y saber que te vas
y que te vas y te vas...
Es mentira, no soy bruja no soy nada en realidad mágico. A veces juego a serlo y coincide, pero los embrujos son de la luna. Los fantasmas no te puedo asegurar que morirán. Han sobrevivido un par de batallas. Aveces se alimentan de ellas y son espantos más fiables.
¿Cómo es posible dormir con la muerte adentro? ¿con un balazo inesperado de realidad? Yo sé que despertaste. Pedí tanto por vos. Pedí no verte marchar. Pedí tu más linda sonrisa.
Esta vida, mi amor, tenés toda la razón, hay que gozarla y vivirla mejor.
La liberación me costó la muerte.
La verdad, me costó la muerte.
No soy creyente, lo descubrí finalmente hoy y por eso no hubo resurección. Vos sos en cambio la esperanza en carne viva. Vos llenás a diario una alcancía de tesoros. Sos vida pura y vibrante. Tus manos creen en vos, tus pies te llevan lejos igual que tus sueños. Sí mi amor, siempre has soñado no cuando dormís, sino cuando estás bien despierto y te brillan los ojos, y no paran de llover colores en tu pecho.
Yo no pretendo cambiar nada de eso, pues te veo feliz y aunque la muerte me alcanzó, quiero que vivás otros lunes, otras vidas, otras noches de leche y café, y que nunca parés de caminar sobre la luna, bien alto en las nubes, bien lejos del abismo terrenal. No debería ser así, pero mi muerte contradictoriamente huele a tierra húmeda, donde no quiero que estés.
Ya no creo tampoco en culpables. Cada día mueren varios de tristeza. El orgullo les impide llorar, trasnochar y perdonar. ¿Qué hago entonces? Debí blindarme los ojos, la lengua. Lo importante sigue siendo sentir...
Te observo moribunda y desde acá el mundo ya no es igual. Podés decirme lo contrario, pero el correr de lágrimas te están dando la despedida. Te conocí y en ese preciso momento, aposté el mundo por vos. No concibo esta vida de zoombie, musicalizada y tatuada con tu nombre, sin compartirla junto a vos.
No, ¡mentira!
¡Este mundo YA NO se siente igual!